Por Berna Iskandar
Tantos siglos, tantos místicos, filósofos, especialistas de la
conducta y del alma empeñados en la búsqueda de la felicidad y resulta que la
respuesta al enigma es simple, tal y
como podemos comprobar en este video que les traigo hoy.
Cuando todavía estamos recién llegados al mundo y aún no ha habido
oportunidad de pasar por el tamiz de los condicionamiento sociales,
conservamos el contacto con la fuente que nos dicta aquello que nos encaja,
aquello que necesitamos para sentir bienestar y recuperar el equilibrio, es
decir, el camino hacia la felicidad.
Es cuestión de abrir los ojos y el corazón para darnos cuenta de
una verdad tan simple como esta que se
manifiesta de nuevo a través del revelador, enternecedor, y simpático video del
programa español, El Hormiguero. Para un bebé, el paraíso terrenal está en los brazos de
mamá. No hay juguetes, ni golosinas, ni
objetos, ni bienes capaces de sustituir el estado puro de felicidad
que siempre encuentra un niño en
el regazo amoroso y nutricio de la madre.
¡Ah! una cosa más. Para mí, el gesto del bebé al final de la
escena cuando por fin se calma y voltea para ver y señalar a quien lo entregó a su mamá, es de agradecimiento y no de rechazo o
marcaje de distancia como algunos interpretaron. Me gustaría que después de
que vean el video me cuenten si están o
no de acuerdo conmigo. Miren bien la expresión de la carita del bebé,
su apertura y disposición para mirar a ese
señor desconocido que lo había asustado,
y se darán cuenta de lo que les digo. Y es que una vez que el bebé se siente a
salvo en los brazos de mamá, ya está
listo para vincularse con el otro, en este caso, con el hombre extraño que de
pronto lo tomó en brazos asuntándolo. Así es como perciben el mundo los bebés y así es como
funciona el apego seguro.
Resulta simple y a la vez tan importante darnos cuenta que el modo más fácil de preservar el contacto
de por vida con la fuente de la seguridad y la felicidad, es una infancia feliz.
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