miércoles, 30 de junio de 2010

Corazón abierto


Ruinas de Baalbek en el Valle de Bekaa



Líbano es un corazón abierto
es la cobija infinita de olivos centenarios del abuelo
y la voz ronca y dulce de la abuela
que viene a despertar de un largo sueño
mis aires de princesa incondicionalmente mimada

Líbano mío
estás hecho del regazo nutricio de mi madre
y su cordón umbilical interminable
y del mar y del cielo en los ojos de mi padre

Arrullo inolvidable del Mediterráneo
jazmines, café, tabaco, higueras,
aromas que recorren mis entrañas,
laúd cercano que borda para mí, filigranas azules de almíbar
una noche de invierno en las viejas calles de Biblos

Mi amado Líbano de piedras milenarias
las que sostienen mis pasos desde antes de nacer
desde el remoto inicio de la larga cadena genealógica
que hoy descansa en mi sangre
y mi apellido

Mi Líbano amado
el día que te dejé
-bajo la sombra de tus cedros-
quise hundir mis pies
y echar raíces

Berna Iskandar 

domingo, 20 de junio de 2010

Papá no es prescindible


Ilustración de Alcover tomada del blog atraviesaelespejo.blogspot.com 


En Venezuela predomina un modelo familiar que el doctor Alejandro Moreno, sociólogo e investigador de la familia venezolana, denomina “Familia Matricentrada” donde el binomio madre-hijo o hija es la única relación existente, donde no hay relación de pareja, ni relación padre-hijo o hija. El papá por lo tanto queda excluido de la vida familiar y esto, según explica el doctor Moreno, se expresa incluso en el modo de hablar. En Venezuela, por ejemplo, se dice, “Madre de palo de agua” cuando nos referimos a que llueve con fuerza y no decimos “voy a casa de mis padres”, sino, “voy a casa de mi mamá”. En Venezuela, el día de la madre ocurre en medio de  movilizaciones extraordinarias, comparadas con las fiestas navideñas. Del día del padre poco se habla, y poco menos recordamos cuándo se celebra.

Un día como hoy, en los hogares venezolanos abundarán las heridas que afloran con la inminencia de una paternidad ausente o de presencia tangencial y poco significativa dentro de la familia. Un día como hoy, especialmente en mi país, no pocos conectarán con el dolor del padre que nunca estuvo. Hoy, aunque oficialmente se celebra el día del padre, no faltará quien intente compensar vacios, desde la mejor de las intenciones, felicitando a las mamás con el consabido, “porque tú has sido padre y madre”, sin que nadie se atreva a admitir que una mamá, solamente puede ser mamá, que una mujer, nunca y por más que se esfuerce, podrá ser mamá y papá. Porque el rol del padre es irreemplazable. Y no se trata de desconocer los enormes esfuerzos de madres solas para llenar el vacío paterno. De lo que se trata es de dar el lugar que le corresponde al vínculo padre-hijo-hija. Negar o restar importancia al dolor o al vacío que provoca el padre ausente, no ayuda a ningún hijo a sentirse más amparado ni menos abandonado.

Aunque tradicionalmente el rol del padre se reservó a funciones meramente reproductoras o, en el mejor de los casos proveedoras, ha surgido en los últimos años una nueva cepa de padres: el papá moderno, un padre más activo en la crianza de los hijos, un papá más comprometido emocionalmente con los hijos, sea que viva o no bajo el mismo techo con ellos. Sin embargo, muchos de estos nuevos papás, además de enfrentar la dificultad de aprender una tarea que nunca les enseñaron a desempeñar, también deben vencer otro escollo: el territorialismo materno que nace de la familia matricentrada. La mujer que ha sido criada y cría en estas familias, aprende  que la única manera de empoderarse dentro del ámbito donde ha llevado siempre la batuta, es a través de la relación con los hijos, y sin darse cuenta en muchos casos (no en todos) se apropia de los hijos contribuyendo a desplazar o anular al padre.

El territorialismo materno es un tema que golpea sensibilidades, hace saltar resortes, pero hay que ponerlo sobre la palestra porque obstaculiza la presencia protagónica del padre en las familias venezolanas. Territorialismo materno es descalificar al padre y hacerlo ver como prescindible para los hijos. Territorialismo materno es pensar o decirle al padre: "tú no sabes dar de comer, vestir, higienizar, atender mejor que yo a nuestros hijos". Territorialismo materno es hablar constantemente a los hijos e hijas en términos que descalifican a su padre: "Eres igualito a tu papá, irresponsable y mentiroso". Territorialismo materno es negarse a permitir que el vínculo padre-hijos sobreviva a la separación de la pareja: "Si te divorcias de mí, pierdes a tus hijos"...

¿Cómo puede aprender a ser papá un hijo varón que no ha tenido un padre presente? ¿Cómo aprende a ser pareja un hijo o una hija que siempre vio a su madre sola, desgastándose en el objetivo imposible de ser madre y padre a la vez?

Por mucha madre que haya, el desamparo paterno es vivido como una experiencia violenta por los hijos. Si queremos un mundo más humanizado, es imprescindible que activemos el rol protagónico del padre en la crianza, que abramos la puerta y demos la bienvenida al padre comprometido emocionalmente con sus hijos.
La solución es de responsabilidad coproducida y compartida por hombres y mujeres. Por una parte las mujeres necesitamos aprender a ceder territorio en la crianza, y por otra, los hombres necesitan aprender a involucrarse emocionalmente con los hijos.

Tal vez, al principio, el cambio se haga difícil porque ser papá comprometido o ser pareja no se aprendió desde la infancia. El esfuerzo sin embargo, valdrá la pena, será inversión segura a futuro. Progresivamente, de modo natural en las generaciones siguientes,   papá ya dejará de ser una figura ausente o poco significativa en la vida de los niños, niñas y adolescentes.

Hoy, a los papis, papitos, papás, padres, biológicos, adoptivos, viejos, jóvenes, de mediana edad, solteros, casados, viudos, divorciados, vueltos a casar, solos, emparejados, les decimos: ¡Feliz día del padre!.  Desde Conoce Mi Mundo, levantamos la copa y hacemos un brindis por todos ustedes, papás presentes y comprometidos emocionalmente con sus hijos y sus hijas.  ¡SALUD!