viernes, 31 de diciembre de 2010

El mejor año posible

Mi intención y mis ganas,  hoy como siempre, puestas al servicio del despertar de la conciencia individual y colectiva. Bendigo el camino hacia el hermoso horizonte de un mundo más amable. Bendigo a quienes lo transitan. Brindo por el mejor año posible para todos. ¡Salud!

Por favor, no te excedas, cuídate y cuida a los tuyos. Hay tragedias que son evitables: Si vas a manejar NO tomes ni un solo trago de alcohol. Si vas a tomar, prevé o elige otro modo de trasladarte que no sea conduciendo. No pierdas de vista que dejar que tus hijos usen fuegos artificiales es permitir que jueguen con pólvora.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Permitirse sentir




Vivimos en un mundo donde las reglas sociales y los condicionamientos de las culturas y las religiones en general tienden a censurar la libre expresión de las emociones e  imponer el intelecto o la mente. El bien y el mal emanan de códigos morales creados por una sociedad interesada en mantener una estructura establecida que muchas veces se aleja de aquello realmente coherente con la esencia individual y nuestra naturaleza.

Este proceso de desnaturalización de las emociones se manifiesta en los núcleos familiares cuando un niño, niña o adolescente expresa rabia o enojo y generalmente se le reprende o reprime, transmitiéndole así el mensaje de que no tiene derecho a sentirse molesto. Cuando expresa tristeza se le pide que no este triste o se le ofrece un dulce  para calmarlo, en lugar de apoyarlo manteniéndonos cerca en el momento que necesite mostrar el sentimiento, permitiéndole  hacerse responsable y consciente de sus emociones, aceptarlas, llorar, rabiar, para así liberarse.



Investigaciones neurológicas y biológicas recientes muestran claras evidencias de que el llanto, por ejemplo, desempeña un papel central en la resolución de traumas y estrés acumulado, devolviendo el equilibrio y el balance correcto. De modo que decir a un niño varón -como es frecuente-  que los hombres no lloran, es privarlo de un importante mecanismo de sanación de sus emociones.

Del mismo modo, cuando existen manifestaciones de alborozo y alegría, éstas tienden a ser reprimidas con llamados a mantener la compostura. Ni hablar de las sensaciones de placer, mucho más aún cuando el placer es de índole sexual, algo por demás natural, que forma parte de los mismos orígenes de nuestra vida: todos provenimos de dos células sexuales que a su vez se multiplicaron en miles de millones de células constituyendo este cuerpo que ahora somos, sin embargo rechazamos lo sexual que hay en nosotros como si se tratara de algo pecaminoso. Nos avergonzamos de nuestro propio cuerpo y estigmatizamos nuestros genitales hasta el punto de que ni siquiera nos atrevemos a llamarlos por su propio nombre y señalarlos o tocarlos resulta una grosería. En la mayoría de los casos, nuestros padres nos concibieron mientras hacían el amor, sin embargo rechazamos las sensaciones vinculadas con el placer sexual como si se tratara de algo deshonroso.

Se nos entrena para bloquear las emociones, para no escucharlas, para juzgar lo que sentimos. Aprendemos que no es correcto hablar sobre ellas con los miembros de la familia, con los padres, los hermanos, hermanas y los hijos e hijas cuando lo natural es que seamos capaces de mostrarnos abiertamente, con la confianza de ser amados y apoyados al ser auténticos ante los seres allegados, como base para luego desarrollar la confianza y la intimidad con el resto de nuestras relaciones. Poco a poco cerramos el corazón con capas y capas de condicionamientos represores. Levantamos muros, armaduras y corazas. Terminamos aislando los sentimientos, perdemos el contacto con ellos, luego en consecuencia nos volvemos discapacitados para intimar con otros, con el corolario de transitar a lo largo de la vida por una sucesión interminable de relaciones tortuosas, conflictivas y disfuncionales sin explicarnos el por qué.

En una suerte de hipnosis que penetra a nivel molecular, profundo e inconsciente, hemos asimilado estos condicionamientos a lo largo de años y a través de generaciones lo cual ha engendrado un  miedo a sentir, que se refleja incluso en nuestro modo de respirar. Sólo nos permitimos respirar hasta el pecho, en lugar de llevar el aire hasta el vientre tal y como respiran de manera natural los recién nacidos (quienes aun no han pasado por el tamiz de los condicionamientos sociales) porque cortando la respiración, haciéndola menos profunda, también logramos sentir menos. Negamos nuestra energía de vida al reprimir nuestras emociones, censurar nuestras expresiones y contraer nuestra respiración.

Pero al negarnos el contacto consciente con nuestras emociones no las hacemos desaparecer. Ellas siguen allí, desplazadas, en el sótano oculto del inconsciente, acumulándose en el cuerpo, reprimidas y listas para salir en cualquier momento, multiplicadas y empeoradas. Es así como terminamos siendo adictos a substancias que alivien el dolor provocado por heridas emocionales no sanadas, golpeamos a alguien, somos irónicos, insultamos, nos enfermamos, nos da un ataque al corazón, dañamos las cosas sin darnos cuenta, provocamos accidentes de tránsito, llevamos nuestra sexualidad a extremos patológicos de abuso compulsivo o de miedo, culpa y represión. A mayor escala, se desata la delincuencia, el crimen, las guerras que vienen a ser la manifestación social de la violencia individual reprimida y no encausada a tiempo y apropiadamente. Toda esta represión ha vulnerado la confianza y cerrado nuestro corazón, tanto “cállate, eso no se hace, no se dice, no se toca” ha  pervertido nuestra capacidad de intimar, de relacionarnos desde nuestro centro, desde lo que realmente somos y sentimos.

Los expertos hablan de que la mayoría de los seres humanos actuamos a partir de un noventa  y nueve  por ciento de inconsciencia y con apenas uno por ciento de conciencia. Casi todo lo que hacemos, las decisiones que tomamos, lo que sentimos, emerge sin que seamos conscientes de dónde viene, ni por qué. La división entre el consciente y el inconsciente es impuesta por una suerte de barrera constituida por condicionamientos sociales y culturales que son artificiales y no responden a nuestra verdadera naturaleza o necesidades humanas. Conviene ir desmontando las barreras para que el escaso resquicio de conciencia gane espacio.  Así será más factible construir un buen bagaje emocional que permita relacionarnos  de un modo saludable y no violento con nosotros mismos y con los demás, especialmente con los niños, niñas y adolescentes a nuestro cargo quienes a su vez se beneficiarán de este aprendizaje para desarrollar su propia y clara estructura emocional con la capacidad y las herramientas para conocerse mejor a sí mismos, entrar en contacto con lo que sienten, desarrollar la confianza de expresarse y de intimar en sus relaciones a lo largo de las etapas de su vida presente y  futura con padres, maestros, conyugues, vecinos, compañeros de trabajo, amigos, hijos...   

Y es que no existen emociones malas o buenas. Todas  son perfectamente válidas y humanas.  Todas tienen una razón de ser y responden  a una necesidad. Lo  importante es reconocerlas, aceptarlas, y hacernos responsables de todo lo que sentimos y de cómo lo expresamos al margen de la causa que las haya provocado.  

Algunas técnicas para ayudar a expresar emociones sin agredir o ser agredidos

Por lo regular damos importancia y nos ocupamos diariamente de nuestro aseo personal y el de nuestros hijos e hijas. Bañarse, lavarse los dientes, ordenar la habitación, ya forma parte de los hábitos que inculcamos a los más jóvenes de la casa. Sin embargo no le damos el mismo grado de jerarquía a la limpieza de la mente y las emociones. La rabia, la frustración, la euforia acumuladas y reprimidas son bombas de tiempo prestas a estallar con cualquier detonante y que debemos identificar y desarmar (el jefe me grita, yo me lo trago, no me queda otra, al final del día llego a casa y le grito y le pego a los niños). Hacernos responsables de nuestras propias emociones, sea cual sea la razón que las provoque, y dedicar tiempo y atención a la higiene emocional y mental, son condiciones necesarias  para liberarlas adecuadamente sin dañar a otros ni a nosotros mismos.

A continuación, comparto algunas claves para  ayudarnos a sanar heridas emocionales, restaurar el equilibrio y estar más aptos para relacionarnos de un modo no violeto con algunas técnicas sencillas, gratis, que pueden administrarse sin límite de dosis y que pueden practicar todos los miembros de la familia:   

Respiración:

·      La manera en que respiramos dice mucho de la forma en que vivimos: Cuando éramos recién nacidos, respirábamos naturalmente llevando el aire hasta el bajo vientre, que es nuestro centro de emociones. Nuestra respiración era profunda, y nuestro centro de emociones estaba constantemente masajeado. Esto nos permitía estar más vivos y flexibles. Con el tiempo, una y  otra vez, aprendimos a temer a los sentimientos y emociones. Confinando la respiración hasta el pecho, nos distanciamos y asegurábamos nuestra ruptura con los sentimientos profundos y totales. La balanza se fue desplazando hacia la mente y perdimos el contacto con nuestro cuerpo y emociones. Adicionalmente, a través de una respiración superficial comenzamos a tomar el oxigeno (necesario para una existencia real y vital) de manera muy limitada y comenzamos a retener productos de desecho (como el dióxido de carbono) que deberían ser expulsados. 

·      La inhalación nos prepara para la acción, la exhalación nos conduce a la relajación: En sociedades muy activas y aceleradas, podemos observar un patrón de respiración que hace énfasis en la inhalación y olvida la importancia de exhalar completamente. Esto ocurre porque la mayor parte del tiempo, estamos en acción, acelerados, estresados y tratando de hacer muchas cosas o defendernos de amenazas. Es por ello que necesitamos exhalar completamente para vaciar la gran reserva de basura acumulada en los pulmones, que además contribuye a acidificar la sangre y crear mucha tensión corporal. Recuerda siempre hacer énfasis en la exhalación. De cuando en cuando pon la atención en tu respiración y -sobre todo cuando tengas tensión- exhala completamente, soltando tu cuerpo y dejando salir el aire atascado en los pulmones.  Permite que cada exhalación vaya acompañada de exclamaciones de alivio (¡aaaaahhhhh…!).

·      La respiración es el puente que nos conecta con la vida: Respirar profundamente nos refresca. Respirando de forma adecuada podemos balancear nuestras emociones. Con el simple acto de hacernos conscientes de nuestra respiración podemos  relajarnos y traer nuestra atención al momento presente. Observar nuestra respiración constituye una forma eficaz para disolver el estrés y restituir el equilibrio. Conviértete en testigo de tu respiración. Nota cómo el ritmo cambia según tu estado de ánimo. Cuando estamos tensos y angustiados el ritmo se acelera y la respiración es entrecortada. En momentos así, llevar la  respiración hacia un ritmo lento y profundo ayudará a relajarnos.


·      Respirar contando (7-5-9): Esta es una técnica que puede ayudarnos a relajar tensiones en momentos difíciles, como por ejemplo,  antes de presentar un examen en la escuela. Consiste en respirar lentamente y contar hasta 7 mientras inhalamos, hasta 5 mientras retenemos el aire y hasta 9 mientras exhalamos. Repetir varias veces, preferiblemente con los ojos cerrados.


Terapia del cojín:

·      Un buen ejercicio para drenar las emociones reprimidas es encerrarnos en la habitación,  tomar un cojín y golpearlo, gritar, llorar o reír y cantar como un loco o una loca dejando que el cuerpo exprese todo lo que necesite expresar, sin juzgarlo.

·      Si sentimos rabia o dolor por algo que nos hizo una persona (esposo, esposa, padre, madre, tío, jefe, amigo), podemos aprovechar para sacar y verbalizar lo que sentimos hacia ella en ese momento en que no haremos daño a otro ni a nosotros.

·      Podríamos  acompañar el ejercicio con una música fuerte a tono con la descarga.

·      Es recomendable invitar a  los niños, niñas y adolescentes a que hagan la terapia del cojín cuando tengan mucha rabia o dolor acumulados, incluso si esa rabia es por algo que dijimos o hicimos lo adultos a su cargo,  explicándoles que pueden descargar en un lugar seguro,  donde  no causen daño ni a ellos, ni a los demás. 

·      Es importante tener en cuenta que se debe respetar la privacidad y las expresiones verbales y descargas emocionales que los niños, niñas y adolescentes necesiten manifestar durante la terapia, aunque éstas se refieran a nosotros a los abuelos y hasta a "Papá Dios". No perdamos de vista que de lo que se trata es de descargar el "veneno" acumulado, para liberarse y  no dañar ni dañarse.

·      Si los gritos causan molestias a los vecinos, puede probarse con una toalla o el mismo cojín sobre la boca mientras gritamos.

·      Al finalizar la descarga sería óptimo dedicar diez minutos a sentarse o acostarse relajados y en silencio.

·      Cuando nos vaciamos de la rabia, la angustia y el dolor retenidos en el cuerpo y la mente, estamos aptos para responder desde la calma y seguramente no será necesario alterarse o actuar agresivamente frente a las situaciones cotidianas.

·      Esta terapia funciona si se practica regularmente.


Limpieza del parloteo de la mente (terapia del Giberish)

·      El “Giberish”  es una terapia muy antigua creada por los Sufíes que consiste en emitir sonidos sin ningún significado para descargar la mente.

·      Se trata de hablar en un idioma que no conozcamos  (si no sabemos mandarín, hablamos mandarín; si no sabemos francés, hablamos francés). La idea es que lo que se emita no tenga ningún significado (bleregla guchapa camemam ceretatytup achucamichipetca…).

·      Si lo que decimos comienza a tener sentido o  la mente comienza pensar  hay que cambiar el parloteo hasta  volver.

·      Es bueno acompañar el parloteo o giberish con gestos exagerados que impliquen  movimientos de manos, brazos, expresiones exageradas en el rostro,  dejando que el cuerpo exprese lo que necesite durante diez o quince  minutos.

·      Luego se pasará a una etapa de silencio con los ojos cerrados durante unos minutos.

·      Esta técnica resulta muy efectiva para descargar toda la información que se convierte en basura para la mente, abriendo un espacio para  la  relajación.

·      Este es un ejercicio que los docentes pueden aplicar en  el aula de clase cuando los alumnos están muy inquietos o hablando mucho para llevarlos naturalmente hacia el silencio.


Baile como terapia para drenar tensiones

·      Bailar libremente permite al cuerpo sacudir el polvo que acumulamos sobre él a lo largo del día.

·      El baile es un puente directo con nuestra fuente de celebración y nos conecta con la alegría.

·      Según concluyó un estudio de científicos  suecos,  el baile ayuda a calmar a niñas y niños hiperactivos. Los vuelve más atentos en clase y menos peleadores con sus compañeros.

·      El baile como terapia para la relajación se practica dejando que el cuerpo exprese los movimientos que necesite de forma espontánea, sin coreografías y sin cuidarse de que los otros nos vean bien o mal.

·      Aprovechemos cualquier momento o lugar (casa, escuela y no sólo en las fiestas) para bailar solos o con la familia. Incentivemos el baile en los niños, niñas y adolescentes de la casa.

·      El baile como terapia debe practicarse sin el consumo de bebidas alcohólicas u otras substancias.

·      Recordemos siempre respirar con totalidad.

    
Fuente: Técnicas de Meditaciones Activas de Osho. 

jueves, 16 de diciembre de 2010

Emergencias e impacto psicosocial en la infancia.

    Delia Martínez, Oficial de Desarrollo Adolescente y Punto Focal de Emergencias UNICEF Venezuela  
Conoce Mi Mundo - estudio Emisora Cultural de Caracas, 97.7 FM 

Escucha la entrevista sobre mitigación de impacto psicosocial por emergencia en niños y adolescentes, con Delia Martínez, Oficial de Desarrollo Adolescente y Punto Focal de Emergencias de UNICEF Venezuela

Para escuchar la entrevista, pulsa el player


Señal Web Emisora Cultural de Caracas,  aquí
Sígueme en Twitter por @conocemimundo
Únete a nuestro grupo en Facebook

sábado, 11 de diciembre de 2010

Abordaje en desastre humanitario y derechos de infancia


En momentos cuando Venezuela atraviesa por frecuentes situaciones de desastre humanitario, en algunos casos detonados por las lluvias pero causados por la enorme cantidad de viviendas precarias en las que viven millones de familias venezolanas, en otros casos por la grave situación de violencia, entre otros factores socio políticos que han aumentado el riesgo de desastre  durante los últimos años en el país, es oportuno llevar información sobre el abordaje recomendado por las organizaciones internacionales como la OMS y UNICEF a fin de resguardar los derechos de la infancia y adolescencia por ser este segmento de la población, el más expuesto y vulnerable a riesgos en dichas circunstancias.

La Convención Internacional de los Derechos del niño y la Ley Orgánica de Protección del Niño y Adolescente, otorga a la infancia y adolescencia la prioridad absoluta en situación de emergencia humanitaria. Prioridad absoluta al momento de la distribución y consumo de alimentos y vestidos, prioridad absoluta cuando corresponde impartir servicios de salud y atención médica, prioridad absoluta a los niños y sus familias cuando se asignan espacios en los establecimientos destinados para albergues temporales y prioridad absoluta en el derecho a la cultura, educación y recreación, incluso durante las situaciones de desastre.

Promover la lactancia materna exclusiva para los niños menores de seis meses y favorecer la inmunización según las normas nacionales o de la organización panamericana de la salud, disminuye los riesgos de daño en situación de desastre humanitario.

Es crucial no separar a los niños de sus familiares, durante las situaciones de desastre humanitario. Separar a los niños, niñas y adolescentes de sus familiares durante las emergencias provoca una mayor condición de vulnerabilidad para el abuso y la explotación.

En los casos en que niños, niñas y adolescentes se encuentren separados de sus padres, representantes o responsables por efectos de un desastre natural, deben ser presentados dentro del lapso de las 24 horas siguientes a su localización, al Consejo de Protección del Niño y del Adolescente, o en su defecto, al Tribunal de Protección del Niño, Niña y Adolescente de la jurisdicción competente a fin de que sea dictada la medida de protección de abrigo.

Los refugios y albergues son lugares donde niños y niñas se encuentran expuestos a accidentes, abuso y explotación. Todos los adultos somos responsables de crear los mecanismos de resguardo y vigilancia para protegerlos de estos riesgos.

En situaciones de desastre, es común que las escuelas se consideren como primera alternativa para establecer albergues o refugios con lo cual se priva a los niños, niñas y adolescentes, directa o indirectamente afectados, de su derecho a la educación que debe ser garantizado incluso en situaciones de desastre.

Para una mayor garantía de respeto a los derechos de niños y adolescentes en situación de desastre, es recomendable que las organizaciones y personas encargadas de coordinar centros de acopio, acciones de asistencia y ayuda a los damnificados o refugiados, consulten las directrices y estrategias recomendadas por la Organización Panamericana de la salud, OPS,  y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF.


Desastre humanitario y lactancia materna

En desastres humanitarios es prioritario asegurar una alimentación no contaminada a los niños menores de cinco años y en especial a los menores de dos años.

Debido a las precarias condiciones higiénicas, la fórmula o lactancia artificial, provoca infecciones y enfermedades que devienen en altas tasas de mortalidad infantil durante las emergencias o desastres. Organismos internacionales como UNICEF y la Organización Mundial de la Salud, recomiendan la lactancia materna y desaconsejan la administración de fórmulas o sucedáneos de la leche en niños pequeños. Estudios de la Organización Mundial de la salud concluyen que La lactancia materna es la vía de alimentación más estéril y segura, especialmente en estos casos. Por esta razón, es prioritario apoyar a las madres garantizándoles alimentación adecuada, sostén emocional y orientación para que se encuentren aptas y seguras de su capacidad de amamantar.

Para salvar vidas de lactantes en situaciones de desastre, se recomienda el amamantamiento exclusivo sin incorporar agua ni otro tipo de alimentos hasta los seis meses de edad. También amamantar hasta los dos años o más. De incorporarse alimentos complementarios a partir de los seis meses, estos deben administrarse bajo estricto control sanitario.

El estrés de la madre durante situaciones de emergencias o desastre puede provocar una disminución de la producción de leche materna.

La solución para recobrar la producción adecuada de leche materna es pegar al niño o niña al pecho con más frecuencia, y durante períodos más prolongados.

El apoyo de la familia y la comunidad a las mujeres que padecen de estrés y están amamantando en situación de emergencia o desastre, es fundamental para que liberen tensiones y se sientan seguras de la capacidad de alimentar a sus hijos.

Únicamente bajo estricto control sanitario, se podría alimentar a los bebés con fórmula o leche artificial. Se desaconseja dar la leche con biberón debido a las dificultades para la esterilización. Si se alimenta con fórmula, la leche debería darse en una taza.

Los protocolos de organizaciones internacionales, establecen no solicitar o donar grandes cantidades de sucedáneos de la leche materna, sino únicamente las cantidades justas que se requieren en casos puntuales, en cambio, sí promover, apoyar y estimular la lactancia materna. Igualmente prohíben a la industria de la leche artificial o sucedáneos de la leche materna, aprovecharse de la coyuntura de desastre humanitario, para promover el consumo de estos productos.

El pediatra catalán Carlos González aclara que la lactancia materna no es una delicada flor de invernadero, sino una de las funciones más robustas del ser humano. Nuestras abuelas y bisabuelas no dejaban de amamantar a sus hijos cuando vivieron sometidas a enormes tensiones durante épocas de escasez y guerra en las que no sabían si al día siguiente tendrían para comer y no contaban con la salida fácil, pero menos saludable, de la leche de fórmula.

Recuerda: En casos de desastres humanitarios la mejor estrategia para salvar vidas de bebés es mantener la lactancia materna exclusiva.

A partir de la situación actual de desastre, desencadenada por las lluvias en Venezuela, la Asociación Civil Nueve Lunas, gracias al aporte de Aquamater, Maternidad Consciente, ha conformado un plan de apoyo para más de 200 mujeres que están embarazadas (un estado que requiere cuidados extraordinarios, sosiego y seguridad) y que se encuentran en refugios, mediante la donación de insumos específicos para mamá y recién nacido/a, y un programa de contención psicológica, preparación al parto y lactancia. Para detalles sobre donativos de insumos y voluntariado, ver aquí.

Desastre humanitario y trauma infantil

La Dra. Aletha Solter, internacionalmente reconocida como experta en trauma y apego infantil, publicó un artículo sobre trauma infantil en situación de desastre humanitario a partir de los sucesos del 11 de septiembre del 2001, donde explica qué esperar y cómo actuar.

Qué esperar

Incremento de ansiedad de separación, apego, negativa a ir a la escuela o a la guardería, resistencia a quedarse solos en su habitación especialmente de noche

Aumento de berrinches y llantos, a menudo provocados por hechos insignificantes.

Aumento de respuesta de sobresalto, hipervigilancia e hiperactividad.

Conductas regresivas como orinarse, pedir biberón o tetero cuando ya lo había dejado, querer ser tratado como un bebé.

Juegos espontáneos y juguetes relacionados con el evento traumático.


Qué hacer

Deja que tu hijo se mantenga cerca de ti, no lo obligues a jugar o quedarse solo.

Si ha habido alguna muerte en la familia, permite que tu hijo participe en los funerales y procesos de duelo en la medida que lo desee.

No obligues a tu hijo a comportarse con más madurez de la que siente. Está bien que lo trates como a un bebé si eso es lo que quiere. Esto le dará fortaleza para enfrentar el trauma y sanarlo.

Permite que tu hijo llore y exprese sus rabietas. Trata de aceptar los estallidos emocionales intensos de tu hijo. Estos son mecanismos naturales que ayudarán a sanar el trauma.

Fomenta el juego y la risa sobre temas relacionados con el trauma. Provee juguetes vinculados a la situación de trauma tales como camiones de bomberos, kits médicos, ambulancias. Participa en los juegos si el niño lo desea, pero deja que tome la iniciativa. La risa y el juego ayudan a relajar las tensiones y aliviar las experiencia más abrumadoras.

Los niños también necesitan entender lo que pasa cuando ocurren situaciones dolorosas. Ofrécele información apropiada para su edad de un modo claro y sencillo. Evita explicar detalles angustiantes.

Ofrécele tranquilidad y explícale qué precauciones se están tomando para evitar que otro trauma similar ocurra.

Trata en lo posible de mantener las rutinas diarias y las tradiciones familiares.

Busca ayuda y apoyo para ti

Cuándo buscar ayuda profesional

Si tu hijo se lesiona a propósito o habla sobre el deseo de morir.

Si tu hijo se vuelve destructivo o violento.

Si tu hijo se aísla o incomunica.

Si tu hijo presenta síntomas físicos o pérdida de apetito.

Si los temores, pesadillas, ansiedad de separación, regresión, estado hiperalerta de tu hijo duran más de un mes.

Si tu hijo no puede funcionar normalmente por cualquier motivo en la casa o la escuela.


La Rana Encantada y Plastilinarte, son  iniciativas venezolanas que trabajan con la promoción de literatura infantil y artes plásticas para niños. Actualmente se encuentran abocadas a recaudar donación de materiales para impartir sus talleres a los niños y niñas en refugios. Esta maravillosa labor emprendida por Linsabel Noguera y Antonio Villarroel, contribuye con asegurar el derecho de recreación y cultura, al tiempo de permitir a los niños afectados por las lluvias, un magnífico recurso expresivo para canalizar y sanar el trauma provocado por la situación de desastre. Para información sobre aportes o voluntariado, mira aquí y aquí.