De mis amigos de Cecodap, Oscar Misle y Fernando Pereira, aprendí lo que hoy llamo la prueba de ácido para determinar la verdadera visión de la infancia mantenida y practicada por un grupo o cultura. Consiste en hacer dos preguntas. La primera: ¿Está usted de acuerdo con el maltrato infantil? a la que todos responderán sin titubear que NO. De inmediato realizamos la segunda pregunta: ¿Y está usted de acuerdo con la nalgada a tiempo para disciplinar o educar? .... A esta pregunta, querido lector, querida lectora, no sé lo que responderían en otros contextos, pero la experiencia en mi país, Venezuela, es que la mayoría de los adultos, involucrados o no en el cuidado infantil, declaran absolutamente convencidos, sin dudas ni reparos, que SÍ... Al igual que diría el pediatra Carlos González, me pregunto qué opinarían estos adultos que aún defienden el castigo físico en los niños, si la palabra NIÑOS, la cambiáramos por la palabra MUJERES o por la palabra NEGROS... ¿Es que acaso los niños no tienen los mismos Derechos Humanos que las mujeres y los negros, es decir, los mismos Derechos Humanos que los adultos?.
Todavía en pleno siglo XXI, la visión de la infancia y los derechos del niño se encuentran en el mismo estatus que experimentaron los afrodescendientes o las mujeres, hasta la primera mitad del siglo XX , poco antes de que comenzaran a consolidarse las reivindicaciones que, la revolución femenina y el activismo de Martin Luther King, reclamaron para los grupos que representaban. Hoy, en pleno 2011, todavía hay adultos involucrados en la crianza y cuidado infantil que no ven ni tratan a los niños como sujetos de derecho - y no hablo sólo de padres y madres que están de acuerdo con golpear a sus hijos- si no también de los mal llamados especialistas como pediatras que escriben manuales sobre fórmulas apropiadas de aplicar castigo físico y que para colmo del daño social, son publicados en páginas Web de gigantescas empresas transnacionales como Pampers y Dodot (para detalles del caso lea esta reseña ) dizque especializadas en cuidados infantiles.
No me cansaré pues, por todos los medios de difusión a mi alcance, de insistir en llevar la información que sea necesaria, cuantas veces sea necesario, para contribuir a desmontar este paradigma social pernicioso que en nada contribuye a la construcción de cultura de paz, y que nos mantiene anquilosados en prácticas anacrónicas e irrespetuosas, casi grabadas en el ADN, y que necesitamos reprogramar para avanzar hacia el horizonte de un mundo más digno y amable.
Comparto con ustedes otro programa sobre el castigo físico infantil. Ojalá contribuya a disolver esta construcción social nefasta que nos mantiene empeñados en no querer asumir al niño como persona, como a un igual con derecho al mismo trato y el mismo respeto que esperamos para nosotros como adultos. Y ojalá quede claro que mi propósito no es, ni ha sido, ni será promover una educación laxa, sin límites ni disciplina, sino de promover métodos humanizados de disciplina, estrategias respetuosas para conducir a nuestros niños a reconocer conscientemente los límites y por ende respetarlos, lo cual supone por supuesto, más tiempo, más comunicación, más conexión y compromiso emocional por parte de los padres y adultos involucrados, porque siempre es más cómodo, fácil y rápido detener un comportamiento no deseado pegando un grito o un golpe, pero nunca será ni efectivo a largo plazo, ni admisible, porque "niño SI es gente", y merece respeto al igual que usted y que yo.
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